¡Hola!
Hace mucho que no publicaba nada por aquí. No ha sido desidia, estaba escribiendo algunos artículos por encargo sobre ciencia y tecnología (si os interesa un escritor a sueldo, enviad vuestras peticiones aquí 📧), y eso me suele restar tiempo para cosas como esta newsletter. Por si fuera poco, he empezado a estudiar un máster en computación creativa, y sobre código y programación va la newsletter de hoy.
👨🏼💻 ¿Programación, por qué?
Una de las cosas buenas de hacerse mayor, al menos en mi caso, es que el tiempo te permite resolver asignaturas pendientes. Dediqué muchos años a la cultura do-it-yourself a través de la edición de fanzines, pero aún no había podido trasladar esa misma filosofía a mi afición por la tecnología. Tenía pendiente ponerme manos a la obra a aprender programación, robótica casera, electrónica educativa.
Lo había intentado. En su día hice un taller de Processing, un lenguaje para artistas visuales desarrollado en 2001 en el MIT, pero creo que el profesor no era especialmente sensible con los principiantes, y apretó el acelerador con los alumnos que ya tenían nociones de programación. El caso es que hace unos seis meses volví a intentarlo, y gracias a la multitud de tutoriales y recursos desarrollados por la propia comunidad, la cosa prosperó.
Obviamente, solo soy un principiante, pero gracias a Processing también me he animado a probar otros lenguajes como Java, Javascript y Python. A estas alturas creo que, al menos, ya entiendo los fundamentos de la programación, y que empiezo a configurar eso que algunos llaman el “pensamiento computacional”. Al final es lo que me apetecía, trastear con cómo funcionan algunas tecnologías en su parte más práctica, para evitar aquello que escribió Donna Haraway en ‘El Manifiesto Cyborg’, la sensación de que las máquinas de nuestro tiempo “están inquietantemente vivas y, nosotros, aterradoramente inertes”.
👾 ¿Qué es el código?
Como parte de este esfuerzo para aprender programación no solo me he puesto a practicar, sino a leer sobre ello. Para alguien de letras como yo, entender el por qué de las cosas ayuda a hacerlas realidad.
Una de mis primeras lecturas en este aspecto fue Form+Code in Design, Art and Architecture, de Casey Reas y Chandler McWilliams, los creadores de Processing. Es un libro ilustrado y muy didáctico, y que desmitifica en gran medida el código. El famoso y temido algoritmo, explican, no es más que una serie de instrucciones que se siguen por orden, como cuando cocinas una receta o preguntas a alguien cómo encontrar una calle. Comprendiendo esto, se puede ver que más que un lenguaje u otro, el código es una manera (no la única) de ordenar la realidad.
En la misma línea insiste el escritor y programador Paul Ford:
"Tú, usando lápiz y papel, puedes hacer cualquier cosa que pueda hacer un ordenador; solo que no puedes hacer esas cosas miles de millones de veces por segundo".
Lo hace en un artículo que hace años dejé por demasiado arduo, aunque en realidad su planteamiento y formato son sumamente didácticos. Se llama What Is Code? y no trataré de resumirlo, porque tiene 38.000 palabras, pero hace un repaso exhaustivo a las glorias y miserias de la profesión de programador y la industria tecnológica de Silicon Valley ¿La conclusión? Aprender a programar no es garantía de nada en un contexto de expansión capitalista irracional, pero al menos puede darte recursos útiles en ese mundo en constante cambio.
🦾 Campus 42 Barcelona
Quién sabe si por casualidad hace un par de semanas pude visitar Campus 42 con Oxfam Intermón. Campus 42 es un espacio de la Fundación Telefónica donde puedes aprender a programar de forma gratuita y sin profesores. Nos atendió su director, Humbert Ruiz, que nos hizo un tour por el espacio explicándonos su metodología de aprendizaje colaborativo, gamificado y por proyectos. Cada persona en 42 es responsable de su propio aprendizaje, y avanza a su ritmo con el apoyo y la evaluación peer-to-peer de sus compañeros. El propio Humbert remarcaba que puedes aprender programación desde tu casa, pero que lo que ellos hacen tiene un aspecto comunitario, cosa que es importante teniendo en cuenta que muchos de sus programas se dirigen a jóvenes sin estudios o a mujeres que buscan mejorar su empleabilidad.
Esta newsletter no está patrocinada por Telefónica (de todo se puede hablar 🤑) pero entenderéis que, interesándome por la programación, y en un mundo lleno de bootcamps a 10.000 euros, esta iniciativa me haya llamado la atención. Seguramente haremos algo con ellos en breve, así que ya os contaré.
Hasta aquí esta edición de PROyekt, seguro que vuelvo pronto.
¡Hasta entonces, saludos!